Es interesante añadir que cuando se añadió este galicismo, muy allá por el siglo XIX, se armó una pelotera entre la RAE y María Moliner, conocidos antagonistas pero ambos próceres y defensores de la lengua española.
La RAE cree que «influir» e «influenciar» son verbos sinónimos, pero que la primera se usa intransitivamente y la segunda, por ende, transitivamente — es decir, que el primero «influye» y el segundo «puede influenciar», según las venas de la lingüística.
María Moliner, por otro lado, decía que ese galicismo era un «solecismo injustificable usado especialmente en Hispanoamérica» y que «no añade nada y suena mal», criticando a la RAE por guiar en su definición a la palabra «influir», sobre todo si venían de la misma raíz.
Saquen pues, piensólog@s, sus conclusiones.